jueves, 12 de agosto de 2010

Capítulo cuatro

Laralarala~

Autora: Neissa

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Enki refunfuñaba mientras saludaba con un asentimiento a los guardias de la mansión y entraba. ¿Por qué tenía que haber sido él quien llevara a Winry a su trabajo? Ni que fuera a perderse yendo sola, no tenía cinco años ―o eso ponía en su carnet de identificación―. Pero no, claro, la jefa le había mandado ir y él, cual perrito domesticado, había tenido que obedecer sin rechistar. No entendía por qué siendo el segundo al mando de la organización tenía que hacer trabajos de novatos. Le pediría a Valeriya unas vacaciones, y más le valía, si no quería un golpe de estado, que se las diera.

Con mirada decidida, golpeó repetidamente la puerta del despacho de su jefa y luego asomó la cabeza por el rellano. Valeriya estaba hablando por teléfono. Con un gesto de mano le indicó que pasase y se sentara frente a ella, a lo que Enki respondió con un asentimiento.

―¿Me das acaso otra alternativa, cabrón de mierda? ―decía con voz aterradoramente helada. Hubo una pausa, y añadió ―: No me digas. ¡No juegues conmigo, porque lo lamentarás! El contrabando de armas londinense es nuestro, y la distribución de drogas también. Todo el mundo lo sabe ―Volvió a mantenerse en silencio, con los ojos inyectados en sangre―. ¡Pues eso haré, hijo de puta! Tú dirás dónde ―gritó de improvisto al teléfono, sobresaltando a Enki―. Muy bien, adiós.

De acuerdo, aplazaría un poco más lo de las vacaciones.

―Capullo prepotente y narcisista ―escupió colgando el teléfono con fuerza. Reparó en la presencia de Enki y añadió con voz más calmada―. Enki, ¿hubo algún problema dejando a Winry en el trabajo?

―No, ninguno. Aunque ahora que lo dices, eso de hacer de chofer de Winry… Bueno, pues que me encanta ―se apresuró a completar cuando los ojos de Valeriya se empezaron a volver rojos―. ¿Con quién hablabas?

―¿No puedes deducirlo por la mala hostia que traigo?

―Diría que con el inspector de hacienda, pero no creo que esté en el negocio del contrabando ni en el de las drogas (de momento).

―Era Nikolai Ivanov ―siguió ella ignorando la broma con el ceño fruncido―, ese imbécil que se cree que por ser en la antigua patria todo un negociante con las armas puede venir aquí y apropiarse de lo que es mío. ¡Pues no! ―exclamó golpeando con el puño la mesa― ¡No pienso permitirlo! Su estúpida familia Vongola (¿por qué demonios se llama así?) no durará mucho en mi ciudad.

―¿Qué hacemos ahora? ―preguntó Enki tranquilamente.

La mujer hizo un ademán furioso hacia el teléfono.

―Ese idiota me ha desafiado, y yo responderé con todo lo que tengo. He quedado para ir al último piso del Hotel The Garden y ajustar cuentas el viernes a medianoche.

―Ya… no es que me importe mucho, ¿pero el viernes no habíamos quedado con Winry para irnos de copas? Nos iba a presentar a esa amiga suya.

Valeriya lo miró como si de repente hubiera empezado a hablar en un idioma que no comprendía y enterró las manos en su cabello rubio.

―Mierda, lo había olvidado.

―No te preocupes, Lera, ya sé que hacer ―la tranquilizó―. Yo acompañaré a Winry y le dirá que luego te reunirás con nosotros, que te ha surgido un problema en el bar.

―De eso nada ―dijo sorprendiendo al hombre―. Tú eres mi segundo al mando. Te vienes conmigo. No podría confiar en otro para esto.

―Jefa ―pronunció con el corazón ablandado. Y él que había pensado mal de ella a sus espaldas… ya le valía―. De acuerdo, lo haré ―aseguró con voz alegre―. Es más, prometo no dar un golpe de estado.

―¿Cómo? ―inquirió perpleja ante la mirada ensoñada que le lanzaba. Enki tenía que presentarle a su camello. Se aclaró la garganta― Bueno, retírate. Tengo mucho trabajo y pocas ganas de ver a nadie. Dile a Yura que no deje pasar a nadie hoy.

―Muy bien.

Salió del despacho y le comentó al guardia apostado en la puerta la orden de la jefa. Luego decidió ir a la sala de juegos a ver qué se cocía.

―Escalera de color, compañero ―exclamó triunfante ante la expresión desolada de Dave.

El hombre contempló anonadado las cartas de la mesa y maldijo por lo bajo todos los muertos de Enki mientras le pasaba cien libras. Éste las cogió con una risita.

―¿Te he dicho ya lo mucho que me complace que me escogieras a mí como compañero de póker para entrenarte? ―preguntó alegremente con Dave fulminándolo con la mirada― Pero como vayas con esas, te dejará hasta sin la camisa (y no del modo que te gustaría, capullo).

―Somos amigos, Enki, ¿cómo puedes dejarme sin blanca de esta manera? ―se quejó revisando su cartera.

―Hey, no me vengas con historias: lo del póker fue idea tuya. Yo sólo juego, no tengo la culpa de que seas pésimo en esto. Sueltas una risita cómplice cuando tus cartas son buenas y pones cara de cordero degollado cuando tu mano es mala. Que no es tan complicado, tío. Hasta Winry sabe ocultar mejor las emociones.

―Ya, ya ―repuso malhumorado mientras volvía a barajar las cartas.

―Y eso, que Enki se tragó la mosca. Fue asqueroso ―oyeron una voz femenina por el pasillo en el que se encontraba la sala de juegos.

―¿Winry? ―inquirió con incredulidad el aludido.

―¿Quién cojones la ha dejado pasar? ―gruñó Dave a su vez.

La chica pasó por la puerta de la sala sin mirar a su interior, siguiendo hacia el despacho de Valeriya. Iba del brazo de Dimitri.

―¿Le hiciste tragar una mosca? ―preguntó divertido― Eres cruel, querida Winry.

―¡No lo soy! ―protestó con tono infantil. Luego murmuró por lo bajo― Fue culpa de él, señor Dimitri, por perder mi tamagotchi preferido…

―Tama… ¿qué?

―Dios, ¿todavía sigues con eso? Dijiste que si te pagaba el cine, me perdonarías ―dijo Enki exasperado a sus espaldas. Dave le seguía de cerca.

―Mierda, Dima, ¿por qué coño la has dejado pasar? ―le espetó al divertido guardia.

―¿Por qué no? Nunca se me habría ocurrido echar a una señorita tan encantadora.

Enki, Dave y Winry se le quedaron mirando pasmados. La mujer fue la primera en recuperarse de la sorpresa.

―¿Has oído, Enki? Encantadora señorita ―paladeó con voz cantarina―. Ya puedes tomar nota. En cuanto a ti ―dijo dirigiendo una mirada fulminante a Dave, quien no se quedaba atrás―, ¿quién te ha dado vela en este entierro? Idiota ―le insultó sacándole infantilmente la lengua.

Dimitri se llevó rápidamente a Dave, que tenía los ojos inyectados en sangre y parecía dispuesto a estrangular a la "encantadora señorita" ―a Winry todavía le hacía gracia, tristemente―. Se quedó con Enki en el pasillo, quien la miraba interrogante.

―Winry, ¿qué haces aquí?

―Ya he salido del trabajo ―contestó alegre.

―Eso no responde a la pregunta. ¿Qué-haces-aquí?

―Bueno, tengo que aprovechar el tener una mejor amiga rica. Voy donde Lera para decirle que si vamos juntas al jacuzzi.

―¿Hay un jacuzzi?

―¿Cómo quieres que lo sepa? ―preguntó como si estuviera loco. Enki decidió no comentar nada, por si acababa a balazos con ella (y la anterior experiencia no había sido muy buena). Eso sí, no podía ver a Valeriya con el mal humor que se traía: le mataba.

―Por cierto…

―¿Umm? ―soltó distraído. Podía decir que estaba enferma, pero la loca de Winry era capaz de preocuparse y ponerse un disfraz de enfermera para cuidar a la pobrecita de Lera. No, era una mala idea. También podía decir que la había abducido un ovni, pero también era capaz de llamar emocionada a la prensa (dado que era periodista, sólo tenía que buscar en la agenda de su móvil). Ideas, ideas….

―¿Por qué eres amigo de alguien tan tonto como Dave? ―preguntó con ojos entrecerrados, como si la pregunta fuera de suma importancia.

Enki se empezó a reír a carcajadas.

―¿Qué tiene tanta gracia? ―dijo mirándolo sorprendida.

―Pues que él dijo exactamente lo mismo cuando empezamos a jugar al póker refiriéndose a ti ―explicó entre risitas.

―¿Me llamó tonta? ―inquirió muy ofendida.

―No, vale, no lo dijo así exactamente. En realidad, cambió "tonta" por "perra".

―¡¿Qué dijo qué? ―chilló, provocando que Enki hiciera una mueca de dolor. Luego se tranquilizó y miró a Enki con una sonrisa, esperando que hubiese reparado aquella horrible mancha en su honor― ¿Y tú que le dijiste?

―Ah, que no pasaba nada. Que te portabas bien si te sacábamos a pasear a los bares, te acompañaba Lera al baño de tanto en tanto y te dábamos dos raciones de chocolate al día, y que no ladrabas entonces.

Valeriya asomó la cabeza con cara de "¿A quién se está matando y por qué no me han notificado?" fuera de su despacho, fastidiada por el ruido. Miró con sorpresa a la mujer que pegaba collejas a su segundo al mano al grito de "¡Idiota, idiota, idiota!". Enki se moría de la risa, a pesar de todo.

―Winry, ¿qué haces aquí?

La chica giró la cabeza y esbozó una gran sonrisa a su mejor amiga ―sin dejar de azuzar al hombre en ningún momento, claro―.

―¡Qué guapa, Lera! ―exclamó asombrada por su elegante ropa― Pasaba a saludar, ¿vamos a tu jacuzzi juntas?

―¿Tengo un jacuzzi? ―preguntó perpleja.

Yura y Enki se encogieron de hombros.

―¿Y cómo quieres que yo lo sepa? ―inquirió Winry con exasperación.

Valeriya suspiró y se hizo a un lado en la puerta.

―¿Quieres pasar?

―¡Claro! Tráeme un café, fanático de men in black ―pidió a Yura, que se mostró ofendido.

―No soy un mayordomo, señorita.

―Entonces, ¿qué eres? ―preguntó confundida.

Valeriya se apresuró a responder:

―Es el cuidador de mi mascota.

―¿Tienes una mascota? ―Winry se emocionó. Le encantaban los animales. Luego entrecerró los ojos ―Espera un momento, a ti no te gustan los animales. ¿No será "cuidador de mascotas" el nombre en clave de "amante"?

Yura y Valeriya se la quedaron mirando alucinados.

―¡Por supuesto que no lo es! De verdad tengo una mascota.

―¿Sí? Pues que pena ―suspiró echando un vistazo apreciativo a Yura, que empezaba a comprender cómo se sentía Sasha ― ¿Entonces es verdad que tienes un perro, un gato o lo que sea?

―Esto… sí. Se llama Rohan.

―¿Puedo verla?

Enki empezó a asentir con enfásis, emocionado a su vez ―pero no por la misma razón, evidentemente―.

―Otro día tal vez ―prometió Valeriya con una sonrisa― Yura, trae un café. En el mini-bar no tengo.

―Por supuesto.

Winry observó al hombre alejarse a gran velocidad.

―Podría haberlo hecho cuando yo se lo pedí ―comentó refunfuñando.

Enki se sentó en uno de los sillones y empezó a jugar con una pulsera de plata. Distraídamente, preguntó:

―¿Qué tal va lo tuyo con Sasha?, ¿se ha rendido ya a tus encantos? ―preguntó con desdén.

Rin, ajena al sarcasmo, se derrumbó en el otro sillón, frente a la mesa de Lera.

―De Sasha quería yo hablaros ―dijo mientras la mujer se sentaba en su sitio y apartaba todos sus papeles de la vista―. Está rarísimo. Cuando me he acercado a saludarle, me ha apuntado con un espray de pimienta y me ha dicho que si quería conservar mis ojos, que no diera un paso más. ¿Tu primo está bien?―preguntó a Valeriya preocupada.

―Oh, ¿no recuerdas nada de anoche? ―inquirió ella con cautela.

―Ni me hables de anoche. Tengo una resaca de aúpa. Sospecho que el barman quería emborracharme.

Valeriya recordó lo sucedido la noche anterior: Winry había amenazado al pobre hombre con publicar una mala crítica a su bar en la prensa si no le seguía sirviendo alcohol. Iba por el… ¿noveno malibú? Ya ni los contaba.

―Por supuesto, tesoro, es culpa del barman ―asintió ella como si tratara a un niño―. Y creo que deberías olvidar lo de Sasha: pronto va a casarse con su novia.

La cara de Winry era un poema.

―¿Qué? ¡Estarás de broma! Sasha y yo somos almas gemelas ―explicó haciendo pucheros―. Hasta había escogido el nombre de nuestros futuros hijos…

―Para eso tendrías que acabar lo que empezaste anoche, y con el spray de pimienta dudo que puedas acercártele―comentó Enki con una risita.

―Por cierto, ¿tú sabías que Sasha se había preparado contra Winry? ―susurró Valeriya a Enki.

―Vamos, Lera, ¿de dónde te crees que ha sacado el arma contra violadoras?

Winry ignoró las pullas del hombre: había encontrado algo que llamo su atención. Antes de que pudiera frenarla Valeriya, cogió un pequeño librito de encima de la mesa y le echó una ojeada.

―¡Guau, qué organizada te has vuelto, tía! No como en el colegio, que te tenía que decir cinco veces qué tocaba cada hora ―rió mientras pasaba las hojas―. Martes, alimentar a Rohan (¿qué come tu mascota?). Miércoles, cazar las ratas (¡¿ratas?, espero que hables de las de tu bar!). Jueves, sacar la basura (ay, Lera, mira que tener que apuntar esto…). Viernes, cita con Nikolai Ivanov (¿no salíamos juntos el viernes?). ―Se quedó pensativa, y luego soltó una exclamación― Espera, ¿CITA? ¡Dios, Lera, ya no me cuentas nada! Tienes churri y ni me informas.

―¿Chu… rri? ―balbuceó mientras Enki volvía a reírse a carcajadas.

―¿Está bueno?, ¿tiene un hermano? ¡Si lo consigo, seremos como hermanas! ¿Tiene pasta?, ¿qué clase de coche conduce? ¿verdaderamente es ruso? ¿Está bueno? ―se lanzó apuntándola con un lápiz como si de un micrófono se tratara.

―No es una cita, cita ―aseguró cortante―. Va Enki también.

―¿Oh?, ¿de aguanta-velas? ¿ O lleva alguna amiga para Enki tu Nikolai?

Todo rastro de humor se borró de la cara del hombre al pensar en la segunda de Ivanov. Rachel Richards. Una cincuentona de humor parecido al de Valeriya con una cicatriz surcándole el poco agraciado rostro y unas varias decenas de kilos de más.

―Te has puesto verde, Enki ―apuntó Winry.

Valeriya iba a añadir algo cuando Dave entró intempestivamente en el despacho.

―¡Jefa!

―¿Nadie te ha enseñado a llamar? ―dijo frunciendo el ceño― Y ya te he dicho que no me llames jefa.

Dave miró en dirección a Winry e hizo una mueca de desdén.

―Como sea, tengo noticias ―explicó con ansiedad, ignorando a Winry, continuó―. Los Vongola han cogido a Naswish en el puerto. Quieren asegurarse de tu presencia en la cita. No sabemos dónde lo han metido.

―¿Cogido?, ¿cómo es eso?

―Enki, vete a llevar a dar una vuelta a Winry e invítale a una cerveza sin alcohol.

―Ah, sí, a propósito, ¿cuándo me vas a dar unas puñeteras vacaciones?
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Ahora le toca a Leoncín~

4 comentarios:

  1. Leoncín se ha cogido vacaciones, volverá cuando termine de escribir porno.

    (Muy bueno xDD)

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  2. ¿PORNOOO? O.O

    Gracias, me alegro de que te gustara. xD Te dije que no iba a dejarte mal~

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  3. Bueno, perdon porr tardar. Estaba al volante o.^

    Ha estado super gracioso!!!! ^¬^ Me ha encantao lo del espray de pimienta.

    "Capullo prepotente y narcisista" Es mi idea *.*

    Leoncín, escribe porno? Por que no me lo has dicho?! ò.ó

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  4. Seh, lo tiene en un blog secreto~

    ¿También te ha gustado? Genial, ya me quedo más traquila. Laralaralaa~

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